El pulso inseguro sostiene la pluma grácil, carboncillo, acuarela o pincel, y marca temeroso los primeros trazos sobre el desnudo y caduco papel. Alzar la mirada un segundo, aún con la duda sobre cómo proceder, por dónde empezar, a quién destacar, y no vacilar cuando la vida se ha de tejer. Un cuaderno se nos da al empezar, y ninguna idea para el intrincado guión, tan sólo un puñado de tiempo, esperanza y nada de convicción. Momentos de inspiración y eones sin musas, estúpidas poesías sin rimas, o cargadas de ridículo son, al final cada uno escribe su vida a bolígrafo, sin falsilla y un ausente borrador.
sábado, 20 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario